Simonetta

Unos días antes de irme a Brasil, me di cuenta de que un mes era mucho … en Italia, me doy cuenta de que una parte de mi vida voló en un instante.

Vivir estos días en contacto con estas almas maravillosas me ha enseñado (y realmente espero no volver a ser occidentalizado) a comprender el verdadero significado de la gratitud, de la bondad del amor.

Niños necesitados de afecto, de escucha, de ternura … niños que han sufrido la peor fealdad de la vida en una edad muy tierna, privados de toda dignidad física y humana y que no han hecho más que transmitirme estos valores fundamentales. Me enseñaron lo que de hecho la vida les quitó … ¡increíble! Niños que saben apreciar cada pequeña cosa o gesto y que agradecen a Dios por lo que ahora tienen gracias a Marco Roberto. Y que dan las gracias por cada oportunidad que se les ofrece, afferrandolas como el ancla se afferra al fondo del mar para dar estabilidad al barco como una pequeña certeza que dará valor a su vida futura.

Muchos de nosotros estamos convencidos de que es suficiente alimentarlos y, por el amor de Dios, no es poco, pero en realidad no es suficiente. Estos niños necesitan especialmente a alguien que crea en sus habilidades y les ayude a crear una perspectiva de vida que es un derecho para cada ser humano. Este derecho, Marco, lo ha entendido completamente y por eso está muy agradecido a todos los que lo apoyan en este hermoso y profundo trabajo desde Italia. Yo, por mi parte, le estoy muy agradecida por permitirme entender que no le hago caridad a nadie, pero que es mi deber apoyar, con los medios que tengo, quien da y sigue dando su vida por los demás, conscientes de que tarde o temprano “los demás somos nosotros”.

Muchas veces he agradecido a Dios por haber nacido en el lado derecho del mundo. Ahora me pregunto: ¿Estoy segura de que es la parte correcta? ¿En qué sentido? ¿Por qué tengo todo y más? Por supuesto, no me quejo de esto, pero el “todo y más” me ha distraído por mucho tiempo de lo que era y es realmente importante: vivir la vida con sinceridad y amor, no para mí, sino para aquéllos que están lejos de esto amor. Y pueden ser cualquiera: fuera de mi puerta, en mi propia casa o en cualquier parte del mundo!

¡Viví días maravillosos, trabajando, bailando, jugando y llorando! Recibí un océano de besos y abrazos de estas criaturas y sus educadores y ni siquiera uno de ellos los sentí vacío. Abrazos de amor que dicen todo sin decir una palabra.

Estaré eternamente agradecida a Dios por darme la oportunidad de hacer esta experiencia que había deseado durante años y que repetiré siempre que sea posible hasta el final de mis días terrenales, y si soy demasiado vieja y somnolienta, me detendré en la casa de los abuelos (parte de la misión de Marco Roberto) que abrazo cariñosamente !!!

Obrigada a todo mondo e viva la Vida com Deus – Gracias a todo el mundo y viva la vida con Dios.